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El Siglo de Oro del Flamenco
El siglo de grandes cantaores, guitarristas y bailaores
El Siglo de Oro del Flamenco data de las últimas tres décadas del siglo XIX y la primera del XX. Esta época se denomina la de los cafés cantantes, ya que el cante se encontraba en un proceso formativo. Muchos de los principales estilos ya habían cristalizado en las formas que hoy conocemos, sin embargo, el flamenco no había dado el salto definitivo hacia la variedad estilística de la que a partir del siglo XX gozó el género dentro de sus tres facetas: cante, toque y baile.
Primero años y evolución
Los cafés cantantes fueron el paso previo al Siglo de Oro del Flamenco. Fueron locales donde los espectadores disfrutaban de un buen espectáculo. El primero de estos cafés fue abierto en 1842, en Sevilla. Y en los años sesenta comenzaron a ser más populares. Se trataba de grandes salones decorados, donde reinaba el cante y la guitarra. En él participaban todas las clases sociales y servía de impulso para que los artistas comenzaran su carrera. Estos cafés ayudaron al desarrollo del flamenco.
A partir de 1890 y hasta 1910 aproximadamente, comienza el Siglo de Oro del Flamenco. Se produjo una evolución en el género y comenzó a ir acompañado de instrumentos y baile. Este último adquiere gran esplendor, llegando a convertirse en el mayor atractivo del flamenco.
Los artistas que desarrollaron la parte más importante de su carrera entre 1900 y 1936, fueron algunos como Antonio Chacón, Pastora Pavón o el Niño de Marchena.
Sin embargo, si buscamos una fecha que marque la frontera entre la etapa de los cafés con la que se considera la verdadera edad de oro, podríamos dar la del año 1908, cuando se pone fin a los cafés cantantes por orden gubernativa. La mala prensa que estos lugares venían arrastrando desde el inicio de sus actividades de flamenco llegó a su punto álgido cuando el ministerio de la gobernación impuso varias restricciones a estos locales. Esto provocó el cierre paulatino de estos centros de ocio, lo que obligó a los artistas flamencos a buscar nuevos espacios para presentar su arte. Los empresarios no tardaron en darse cuenta y en utilizar el flamenco como reclamo en los teatros y otros grandes recintos, como circos y plazas de toros.
Características del Siglo de Oro
Esta época también se caracteriza por ser de los concursos y de la denostada ópera flamenca, que no era más que una triquiñuela para pagar menos impuestos. Esto supuso un espaldarazo al flamenco, sobre todo a partir de 1927, ya que se empezaban a anunciar los espectáculos como ópera flamenca. Afortunadamente, la experiencia no duró más de 10 años.
Los nuevos recintos, más amplios, con aforos de 500 butacas que llegaban a triplicar el de los cafés, obligaron a los artistas a adaptarse a los nuevos tiempos. Este cambio de los cafés por los teatros atrajo a gran cantidad de público, aficionados que se sintieron más cómodos en las butacas del teatro que en los ambientes cargados de alcohol y tabaco de los cafés. Este aumento de público potencial del flamenco llevó consigo la obligada adaptación del repertorio a los gustos del respetable. Esto explica la proliferación de los fandangos y el consecuente exceso de malabarismos vocales.
A pesar de todos los cambios que se fueron introduciendo, no todo merece ser considerado como flamenco. Muchos grandes cantaores, guitarristas y bailaores que son historia del flamenco desarrollaron su carrera durante esta época. Entre esta época del Siglo de Oro del Flamenco y la siguiente correspondiente al periodo de posguerra, encontramos nombres ilustres como Carmen Amaya, Sabicas o Manolo Caracol.
Por tanto, se otorgó el nombre de Siglo de Oro a esta época debido a la cantidad de artistas que comenzaron su carrera durante el siglo XX.
El flamenco en la actualidad
Hoy en día podemos encontrar flamenco en los cinco continentes gracias a la gran difusión que le han dado todos los artistas. Esto ha dado lugar a una nueva era, en la que los medios de comunicación son los grandes difusores de la gracia y el duende de este género.
El flamenco ha dejado de ser una manifestación artística exclusiva de Andalucía, expandiéndose a los escenarios del resto del mundo. Por supuesto que esta Comunidad seguirá siendo la capital del flamenco, donde más concentrada se encuentra y donde mayor número de espectáculos se pueden disfrutar.
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