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El sombrero cordobés en el flamenco
Un elemento único que acentúa la expresión de los bailaores y bailaoras
El sombrero cordobés es uno de los elementos más utilizados y representativos de los bailaores y bailaoras. Este es uno de los complementos para el baile flamenco más destacados, sobre todo, por mujeres durante los espectáculos. El accesorio es reconocido a nivel global, no solo por la expresión artística que representa, sino también por la cultura española.
Los orígenes del sombrero cordobés en el flamenco
El sombrero cordobés tiene su origen en el siglo XVII, aunque no se hizo especialmente popular hasta los siglos XIX y XX.
Este característico elemento se empezó a usar por los jornaleros en sus largas sesiones de trabajo, los cuales pasaban muchas horas al aire libre en el campo, soportando todo tipo de temporales como lluvias, fuertes vientos o un sol abrasador.
En esta época los trabajadores usaban sombreros de paja, pero ante estos fuertes temporales los sombreros que empleaban no eran lo suficientemente resistentes, ya que con frecuencia se les volaba o se les doblaban las alas obstaculizando la visión.
Por lo que tuvieron la necesidad de buscar una opción más rígida y resistente, que no se pudiera deformar ante las inclemencias meteorológicas. Este, podemos decir que es el inicio del sombrero cordobés que conocemos a día de hoy.
En el siglo XX, el uso de este en las tabernas y calles de Córdoba comienza a ser muy frecuente, tanto que ilustres personajes como el pintor Julio Romero de Torres, lo inmortalizará en algunas de sus obras.
Las características del sombrero cordobés
Este elemento flamenco se compone principalmente de fieltro, una ala ancha y una copa cilíndrica. Estos sombreros hoy en día suelen estar hechos a medida dependiendo de la persona que lo porte, por lo que no podemos hablar de medidas exactas.
En el pasado se creó de color negro, pero en la actualidad podemos encontrarlo en diferentes tonos, como burdeos, marrón, gris o verde. También encontramos sombreros cordobeses con estampados.
La introducción del sombrero cordobés en el baile flamenco
No es ningún secreto que el sombrero aporta al flamenco una belleza extra y acentúa la expresión artística del bailaor o bailaora que lo porte. Este complemento, junto al movimiento, el taconeo y el cante, hace que el espectáculo sea aún más especial.
El sombrero cordobés no es solo un elemento más, es un símbolo de la cultura andaluza, y un elemento esencial en palos como el garrotín o la caña.
En un principio, el sombrero cordobés se empleaba con el fin de proteger la cabeza del bailaor o bailaora del sol en actuaciones al aire libre. Con el tiempo, se ha ido convirtiendo en un elemento estilístico que complementa la indumentaria, pero también la expresividad de los artistas.
A medida que el baile flamenco y su cultura ganaban popularidad, este también ganaba protagonismo. La aparición de los cafés cantantes dio lugar a una notable evolución del baile, creándose una nueva estética con el sombrero cordobés y el mantón o incluso la bata de cola.
En esta época y gracias a estos nuevos bailes, fue cuando se popularizó el palo que conocemos como tango flamenco, bailados con mantón y sombrero.
El sombrero acentúa la expresión artística
Los bailaores y bailaoras han ido haciendo de este elemento una extensión de su propio cuerpo con diferentes movimientos y gestos específicos en sus interpretaciones. Para usar este elemento se requiere destreza, gracia, picardía y sin ninguna duda mucha coordinación. Es importante tener control total sobre este elemento para evitar taparse la cara con él o mostrar la cara interna del objeto.
Un elemento flamenco utilizado por todos
Julio Romero de Torres lo representaría fielmente en diversas obras, pero con el tiempo se unirían a esta moda grandes cantaores andaluces como son Juanito Valderrama, Pepe Marchena, Antonio Mairena o Manolo Caracol.
Incluso en los últimos tiempos, hemos podido ver este sombrero cordobés en celebridades como Paz Vega o artistas internacionales como Madonna o Sarah Jessica Parker. Y por supuesto, en las grandes pasarelas de Ralph Lauren o Hermes este elemento se encuentra más que presente.
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