Filtrar contenido
Grandes del Flamenco: Lola Flores
Bailaora y cantante española, Lola Flores fue uno de los íconos españoles del siglo XX. Descubre, con Teatro Flamenco Sevilla, datos curiosos sobre la vida de esta gran artista
Con su desparpajo característico, mucho glamour y su bata de cola mítica, Lola Flores no sólo fue bailaora, cantante y actriz jerezana, sino que “La Faraona”, mote con el que fue conocida, se convirtió en una de las artistas españolas más icónicas del mundo.
Teatro Flamenco Sevilla te cuenta su evolución desde los tablaos flamencos más humildes a la gran pantalla y el estrellato universal.
El nacimiento de una estrella en un barrio muy flamenco
Lola Flores nació en el barrio de San Miguel, Jerez, en un ambiente de mucho arte flamenco dentro de una familia humilde y trabajadora.
Su arte fue evidente desde una edad temprana. Empezó a bailar con 10 años y ya a los 12 años cantaba en algunas fiestas privadas, bodas, bautizos y otros espectáculos menores.
Poco a poco fue ganando protagonismo. Debutó oficialmente, a los 16 años en el espectáculo flamenco, Luces de España, en el teatro Villamarta de Jerez de la Frontera, junto a otros grandes artistas flamencos como Custodia Romero, Rafael Ortega, Manolo Caracol y Melchor de Marchena.
A raíz de esta actuación, fue contratada para participar en la película, Martingala, dirigida por Fernando Mignoni, que se grabó en Madrid. Unos años más tarde, tras varias actuaciones en espectáculos flamencos por Andalucía, volvió a Madrid en busca del estrellato.
“Zambra”: su espectáculo flamenco junto a Manolo Caracol
A Lola Flores no le imponía el trabajo duro y empezó a hacerse un sitio en Madrid con mucho esfuerzo. De telonera en una compañía de baile flamenco a emprender un espectáculo propio, Zambra, junto al cantaor de flamenco, Manolo Caracol. Esta colaboración artística cosechó muchos éxitos profesionales y, en lo personal, encadenaba en una relación sentimental tumultuosa, pasional y a veces violenta. Además del espectáculo flamenco Zambra, durante los 8 años que duró su relación juntos grabaron dos películas, Embrujo (1947) y La Niña de la Venta (1951).
Del tablao flamenco a la gran pantalla
Tras su separación de Manolo Caracol, Lola Flores se alejó de los espectáculos flamencos para irse a los Estados Unidos con un contrato en exclusivo para grabar 5 películas y realizar una gira por América. En esta época llegó a grabar 18 películas, convirtiéndose en actriz mundialmente conocida.
Matriarca de un clan flamenco
Al volver de los Estados Unidos, Lola Flores volvió a conectar profesionalmente con Antonio González, El Pescailla, guitarrista flamenco al que le atribuye ser el creador de la rumba catalana. Lola Flores había trabajado anteriormente con Antonio González, El Pescaílla, que finalmente acabaría siendo su marido, y en esta nueva época grabaron juntos algunos discos y ambos participaban en la película de María de la O.
Se casaron por la iglesia en una ceremonia religiosa tradicional en El Escorial, una boda por todo lo alto aunque, hubo algo extraño que dio de qué hablar ya que tuvo lugar a las 6 de la mañana. Dice la leyenda que era para evitar la familia de la primera mujer de El Pescaílla, que había jurado impedir la boda.
La carrera de Lola Flores siguió cogiendo fuerza hasta convertirla en un mito popular, mientras la de su marido fue eclipsando poco a poco.
Del matrimonio nacieron tres hijos, Lolita, Antonio y Rosario, y los tres siguieron los pasos de sus padres, Lolita y Rosario, se convirtieron en cantantes y actrices populares, y Antonio fue, además de cantante, compositor de algunos de los mejores temas que marcaron la historia de la música pop, como No dudaría, Alba y Siete Vidas, antes de su muerte poco tiempo después de la muerte de Lola Flores.
De artista flamenco a mito de España
Desde sus inicios bailando en los tablaos flamencos de Andalucía, su estilo glamuroso, su sabiduría andaluza, su desparpajo y su arte, la convirtieron en uno de los personajes más influyentes del país.
Su manera de vivir el baile y el cante flamenco le convirtió en fuente de inspiración para muchos artistas y fue una artista clave en popularizar algunos palos flamencos, como los que incluía en este espectáculo, que le propulsó a la fama: la alboreá, un estilo de soleá que forma parte del ritual de la boda gitana, la cachucha, y el propio zambra, un estilo de tango.
Si te interesa disfrutar de algunos de estos, y otros, palos flamencos en Sevilla, no dudes en visitar Teatro Flamenco Sevilla para disfrutar del espectáculo flamenco en directo, Pasión donde vas a sentir la fuerza y las emociones del flamenco puro. Corre y compra las entradas ya.