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Palos Flamencos · 8 de agosto de 2022

Palos Flamencos: Los fandangos

Un palo del flamenco con tradición musical muy viva, de gran riqueza artística y valor sociocultural.

Saber diferenciar los palos flamencos es una carrera de fondo. Es un aprendizaje que requiere de tiempo, práctica y, sobre todo, de mucho oído.

Incluso dentro de un mismo palo, podemos encontrar variantes. Centrándonos en el fandango, se trata de un palo flamenco que ha evolucionado en el tiempo con la incorporación de instrumentos o el acompañamiento del baile, algo que ha dado lugar a la aparición de otros palos del flamenco como las malagueñas, la granaína, el taranto o la jaberas, entre otros. Cada zona ha creado su propio estilo. Este es el motivo por el que, en la actualidad, disfrutamos de los fandangos de Huelva o  los fandangos de Málaga (o malagueñas), por ejemplo.

 

Los orígenes del fandango

 

Según el diccionario etimológico de Corominas, el origen de la palabra fandango es incierto. Probablemente se deriva del vocablo portugués "fado", que sirve para designar un canto y baile típico.

Por otra parte, el Diccionario de Autoridades de la Real Academia Española, de 1732, le asigna al fandango una influencia americana, al indicar que "es un baile introducido por los que han estado en los reinos de las indias, que se hace al son de un tañido muy alegre y festivo". 

La desinencia ‘ngo’ se cree de origen africano o más bien, al igual que el tango y rumba, de origen afroamericano

Por lo general, se admite el origen árabe del fandango tradicional, por su semejanza con la danza arábigo-andaluza y las jarchas mozárabes. Después, se fue propagando y aclimatando a las demás regiones españolas, adquiriendo así estilos propios de cada zona.

Como vemos, existen diferentes teorías sobre el origen del fandango, desde aquellas que le atribuyen procedencia morisca, aragonesa, romana, fronteriza o portuguesa, hasta descendiente de la jota, entre las más sonadas.

 

El compás de los fandangos

 

La mayoría de los estilos flamencos se agrupan en familias, por lo que muchos te parecerán prácticamente iguales si no estás familiarizado con ellos. ¡Pero no! Solo se parecen.Para diferenciarlos, tendrás que prestar atención, principalmente, al acento del compás.

Hay que fijarse en la métrica de la canción. ¿Qué compás tiene? 2, 3, 4 o 12 tiempos. El siguiente paso es fijarse dónde está el golpe (el acento) musical. En función de esto, estaremos hablando de uno u otro palo, cuando comparten compás. Por ejemplo, el fandango y las sevillanas tienen compás ternario (3 tiempos). Sin embargo, cuando los escuchas, te das cuenta que ‘suenan’ diferentes.

 

La presencia del fandango en el mundo

 

Los fandangos existen en muchos rincones del mundo, de ahí que sea el aflamencado el que se asocie al arte flamenco, una versión que surgió en el ambiente andaluz en el último tercio de siglo XIX, coincidiendo con el surgimiento de los cafés cantantes, salones con tablao y sillas para el público que asistía a los espectáculos flamencos en directo que se celebraban. Sí, como estarás pensando, son los predecesores a los tablaos actuales, como el Teatro Flamenco Sevilla.

La aparición de estos lugares dónde disfrutar del cante flamenco en vivo influyó en la evolución del baile y la incorporación de la guitarra flamenca, así como en la evolución de casi todos los géneros flamencos.

Los fandangos, además de bailarse en España, también se bailan en algunos lugares de América Latina, como por ejemplo en el sur del estado de Veracruz (México).

 

El fandango de Huelva, Bien de Interés Cultural

 

El origen del fandango de Huelva se remonta al año 1880, cuando Dolores La Parrala lo cantó por primera vez. Fue en una sala de fiestas de París, acompañada a la guitarra por Paco Lucena, con la letra: Moguereña soy señores/Y lo llevo muy a Gala/Y en todas las Naciones/Mi fandango es el que gana. A partir de entonces, el fandango ha sido una seña en el mundo flamenco hasta nuestros días. Tanto es así, que fue declarado Bien de Interés Cultural en 2010.

Sin duda, la mejor manera de poner en práctica estos conocimientos sobre los palos flamencos es acudir a un espectáculo flamenco en directo. La experiencia merece la pena, sobre todo, para apreciar cómo los artistas interpretan de modo diferente cada palo flamenco y cómo transmiten toda su pasión sobre las tablas.

Si visitas Sevilla, no te pierdas nuestro show, en el que podrás disfrutar de un recorrido por los palos del flamenco más tradicional de la mano de artistas de primer nivel. ¿Te lo vas a perder?

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